La violencia sexual contra niños no es frecuente.
Si un niño dice NO, quiere decir SÍ.
¡En lo que se refiere a las actividades sexuales, “NO”, significa “NO”! Siempre significa lo mismo independiente de si se trata de un niño o de un adulto. Todos los niños tienen derecho de ser tomados en serio cuando dicen no. Además, si los niños dicen “SÍ”, también significa “NO”. Independiente de la respuesta, los niños no son capaces de dar su consentimiento para actividades sexuales.
Ningún niño disfruta o quiere vivir actividades sexuales
Niños que fueron víctimas de un abuso sexual nunca lo desearon y, ni quieren, ni disfrutan de interacciones sexuales con adultos. Independientemente del modo en que se vistan, la pose o el comportamiento de un niño, ningún adulto puede tener actividades sexuales con ellos.
Estudios con delincuentes condenados demuestra que la mayoría de los actos sexuales criminales están bien planificados.
Los adultos no cometen abusos sexuales por simple pérdida de control. Más bien, son perfectamente capaces de controlar sus impulsos sexuales y es su responsabilidad hacerlo.
Estudios demuestran que los amigos, colegas, y test de personalidad evalúan a la mayoría de los delincuentes como “normales”.
Las personas que abusan sexualmente no son inestables, perturbados emocional o mentalmente como lo imagina, o incluso afirma mucha gente.
La víctima a menudo no conoce el autor del delito.
La mayoría de las víctimas conocen al agresor. Puede ser un amigo, vecino, conocido o incluso un familiar.
Si un niño no fue agredido físicamente o no tiene heridas, no puede ser víctima de violencia sexual.
La falta de signos o síntomas no significa que el niño no sea una víctima de abuso sexual. Muchas vecen un agresor amenaza a los niños con violencia o armas, de modo que se queden de piedra y no se atreven a defenderse. Eso no quiere decir en ningún caso, que el niño esté de acuerdo con la interacción sexual. Solo significa que intenta protegerse. En situaciones críticas, como p.ej. durante los abusos sexuales, tanto los niños como los adultos no reaccionan de la misma manera que cuando se sienten cómodos. Algunos están sufriendo un shock, otros están tristes, estática o inmóvil. La víctima estática e inmóvil puede estar tan traumatizada como las otras, solamente que no tiene la capacidad de mostrarlo.
El Material de Abuso Sexual Infantil (CSAM, por sus siglas en inglés) es un término más preciso que "pornografía infantil"
REALIDAD
El término "material de abuso sexual infantil" es más preciso que "pornografía infantil" porque destaca el abuso y la explotación que conlleva, en lugar de sugerir consentimiento. A diferencia de la pornografía adulta, que implica actos consentidos, el material que incluye a menores de edad es abusivo por naturaleza. Utilizar el término "pornografía" es minimizar el daño y normalizar el abuso. Este cambio en la terminología pone de relieve la gravedad y rechaza cualquier minimización del problema.
Los materiales de abuso sexual infantil (CSAM, por sus siglas en inglés), consisten únicamente en escenas explícitamente sexuales.
MITO
El material de abuso sexual infantil no se limita al contenido sexual explícito. Puede incluir desde fotos aparentemente normales, sin contenido claramente erótico, hasta representaciones explícitas de actos sexuales. El proyecto COPINE establece una escala gravedad de diez niveles que incluye imágenes no explícitas que pueden ser sexualizadas por parte de los/as agresores/as. Además, el material de abuso sexual infantil puede incluir relatos escritos, archivos de audio y contenidos manipulados digitalmente, y todos ellos pueden ser perjudiciales, independientemente de su carácter explícito.
Ver material de abuso sexual infantil (CSAM, por sus siglas en inglés) no hace daño a nadie, porque ya está producido y no implica víctimas directas.
MITO
Cada visionado o descarga de material de abuso sexual infantil perpetúa el daño, fomentando una mayor explotación. Las víctimas supervivientes viven con miedo a que sus imágenes reaparezcan y sean reconocidas, lo que les provoca ansiedad, vulnerabilidad e impotencia permanente. Este trauma continuado provoca graves problemas emocionales y mentales, como ansiedad, depresión y dificultades a nivel social, laboral y/o educativo, entre otros.
Aunque sólo utilice imágenes y vídeos de libre acceso y no pague por el material de abuso, también estoy contribuyendo a la producción de material de abuso sexual infantil y sigo causando más daño.
REALIDAD
El uso de imágenes y vídeos de libre acceso, incluso sin pagar por material abusivo, puede contribuir a la producción y difusión del material de abuso sexual infantil (CSAM, por sus siglas en inglés). Al ver, compartir o difundir estos contenidos, aumenta la demanda y se perpetúa el daño, apoyando indirectamente la explotación y el abuso de menores de edad.
Los materiales generados mediante Inteligencia Artificial (IA) pueden ser dañinos o perjudiciales.
REALIDAD
El contenido generado y manipulado por IA puede causar un daño real, aunque no represente a personas reales. Por ejemplo, el material creado con IA que sexualiza a menores de edad, aunque sea ficticio, normaliza actitudes perjudiciales y dificulta los esfuerzos para proteger a las víctimas reales. También dificulta que las autoridades distingan entre el abuso real y el generado por ordenador, lo que obstaculiza aún más la protección de las víctimas. Del mismo modo, la alteración de imágenes reales de niños, niñas y/o adolescentes para generar contenido explícito puede derivar en acoso, sextorsión y trauma. En resumen, estos materiales digitales plantean riesgos graves para la salud mental, la intimidad y la seguridad, especialmente cuando explotan o sexualizan a menores de edad.
Mientras vea imágenes de menores de edad en las principales plataformas autorizadas como Google, Instagram, TikTok o Youtube, puedo estar seguro de que no contienen ningún tipo de material de abuso sexual infantil (CSAM, por sus siglas en inglés), porque se aplican normas comunitarias estrictas y no permiten que se publique este tipo de material.
MITO
Aunque plataformas como Google, Instagram, TikTok y Youtube tienen directrices estrictas y utilizan herramientas de detección para eliminar el CSAM, no pueden garantizar que se evite todo el contenido ilegal. Los/as delincuentes pueden eludir los sistemas de detección y el gran volumen de contenidos dificulta identificarlo todo. Además, se producen demoras en la identificación y eliminación de material dañino y algunos contenidos pueden no ser marcados con precisión por la Inteligencia Artificial o sus usuarios/as. En consecuencia, estas plataformas no pueden garantizar una protección total contra el CSAM.
