El secreto del bienestar consiste en desarrollar fuerzas interiores y aumentar la capacidad de satisfacer las propias necesidades evitando la dedicación a comportamientos problemáticos. Para descubrir tus fuerzas pregúntate cuáles son tus valores fundamentales, por qué tu vida vale la pena y cuál es el sentido de tu vida. Cada uno tiene sus propios valores y sus propias metas y además la habilidad de reconocerlos. Correspondiente a tus valores personales, las distintas necesidades primarias pueden ser más o menos importantes para ti. Si los valores que más te importan están dañados, puede aumentar el riesgo de comportamientos problemáticos. Para conseguir satisfacción debes asumir la responsabilidad para tu propio bienestar.
Guía
Piensa en tu situación de vida. ¿De momento qué va bien y qué va mal? ¿Qué aspectos cambiarías? ¿Es posible cambiarlos? Haz una lista y subdivídela en aspectos que puedes cambiar y aspectos que no puedes cambiar. ¡Concéntrate en las cosas que puedes cambiar! Ordénalas por tus prioridades personales, empezando por la más importante.
¿Cómo de importante son las siguientes necesidades primarias para tí? ¿Cómo las satisfaces y cuál es el nivel de satisfacción?
- Vivir (incluyendo vida sana y funcionamiento físico óptimo)
- Conocimiento
- Competencia en juegos
- Competencia en el trabajo
- Competencia en la capacidad de actuar (autonomía y auto-dirección)
- Paz interna (ausencia de irritación emocional y estrés)
- Vinculación (incluyendo familia, amigos y relaciones íntimas)
- Comunidad
- Espiritualidad (en el más amplio sentido de encontrar un significado y un propósito en la vida)
- Felicidad
- Creatividad
Elige tus necesidades primarias y apuntalas. ¿Qué es lo que más disfrutas de la vida?
La historia de Juan:
Cuando empecé a reflexionar sobre mi situación estuve muy motivado y de verdad decidido a cambiar mis comportamientos sexuales problemáticos. Aunque esté casado y mi mujer y yo nos ocupamos el uno del otro con cariño, sexualmente me excitan más las fantasías de niñas prepúberes. Nunca he tenido contactos sexuales con niñas prepúberes y no me había costado tanto, pero sí tengo antecedentes del uso de imágenes que muestran abusos sexuales y hasta una condena por la posesión de imágenes con 18 años. Aun así, ni siquiera eso me impidió seguir buscando imágenes nuevas en el internet de vez en cuando. Este deseo inmenso siempre estaba ahí. Cuando consumía, siempre me sentía avergonzado después y aquel circulo vicioso del odio hacia mí mismo y del estado de ánimo bajo me llevaron a buscar aún más, para superar los sentimientos incómodos. Con la ayuda de varios análisis de situaciones llegué a entender que en los momentos de buscar y ver las imágenes me sentí liberado de mis sentimientos incómodos y hasta olvidé el mundo entero alrededor de mí. Reconocimiento, amistad, alegría de vivir, amor y respeto por sí mismo identifiqué como mis valores principales. Descubrí que en mi infancia mi deseo por reconocimiento fue frustrado por interacciones con mi madre que era mi persona de referencia primaria. No importa cuanto me esforzara o qué hiciera, nunca fue lo suficientemente bueno. Entonces me esforcé aún más, pero sin éxito. Es duro admitirlo, pero sé que no voy a poder cambiar mis experiencias de la infancia o el hecho de mi atracción sexual por niñas. Este reconocimiento me dio alivio y la capacidad de concentrarme en el comportamiento resultante. La contradicción entre mis valores principales y mi comportamiento problemático era obvia y me sentí listo para asumir la responsabilidad de mis acciones. Poco a poco realicé una vida cotidiana enfocando mis valores principales. Volví a cuidar mis amistades e incluso hice nuevos contactos sociales en vez de quedarme en casa solo. Volví al entrenamiento de artes marciales que dejé hace unos años. Concentrándome completamente en mi cuerpo me dio la oportunidad de “estar en el momento” y olvidar los pensamientos negativos. Todavía, de vez en cuando. tengo ganas de buscar imágenes en internet, pero ahora soy consciente de mis patrones de conducta y he decidido enfocar mis valores principales. Soy capaz de resistir al deseo y de actuar de manera distinta.