Según el conocimiento actual empírico y clínico no existe una teoría etiológica concluyente sobre cómo se forma la preferencia sexual. Solo podemos entender las posibles razones de las diferentes manifestaciones con una concepción multidimensional.
Para ello debemos considerar factores biológicos, psicológicos y sociales además de la interacción entre ellos. Los factores biológicos contienen, entre otras cosas, efectos genéticos, parto prematuro, ser zurdo/diestro y otras estructuras neurológicas. A los factores psicológicos pertenecen, entre otras cosas, características como el temperamento, la preocupación, la autoestima, la inmadurez o los hábitos como las estrategias de superación. Los factores sociales se componen, entre otras cosas, de las experiencias específicas de la infancia, un posible maltrato, las interacciones con amigos/conocidos, la clase social y la educación.
La experiencia clínica y los datos empíricos indican que la preferencia sexual según edad y género se manifiesta en una edad prematura como parte del desarrollo sexual y queda persistente en los rasgos básicos durante toda la vida.
Nadie elige una preferencia sexual. Es individual como una huella digital. Cada una es única y no es ni mejor ni peor que otra.
No obstante, el significado de tener una preferencia sexual específica es otra historia. Depende de nuestro entorno sociocultural, el pasado, la religión, las experiencias específicas, etc.
En resumen, todavía no sabemos el motivo por el que uno tiene una u otra preferencia sexual. No obstante, aunque no somos responsables de elegir una preferencia sexual, somos absolutamente responsables de elegir nuestro comportamiento.
La mala noticia es: No podemos cambiar nuestras preferencias sexuales.
La buena noticia es: Somos capaces de cambiar su valoración.
